jueves, 6 de marzo de 2008

ARCANO TERCERO



Bajó la Emperatriz a verme aquella noche
sonriente.
No parecía afectarle el peso
de aquella pesada corona de estrellas.
Fíjate en mí, me dijo,
reclinada sobre mis tibios cojines
de satén y seda en rojo pasión.
Orgullosa de mí, de nada arrepentida,
enamorada siempre.
Soy tú, me dijo, soy tú.
Dentro de un corazón encierro la fuerza de la luna.
Corre el agua, hago germinar las cosechas,
la luz entera mana de mi redondo cuerpo.
Yo soy la luna llena.
Vengo a anunciarte
que ya se acabó el tiempo del luto y de la pena.
Ya llegó la jornada de gloria triunfante.
Los hombres quedan lejos, en rumor de memoria
La luz es desde ahora el signo de mi nombre.
Soy tú, tu nueva tú. Soy tú.
Me he estado, te has estado
escondiendo en millares de disfraces diversos.
Y he vuelto de las sombras, fuerza oculta,
del más profundo amor: Resurge y vibra.
Fuerza para guiar firme la vida.
Hoy soy la luna llena.
Vengo a anunciarte que ya acabó el tiempo del llanto y la pena.

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