Te doy mi alma desnuda,
como estatua a la cual ningún cendal escuda.
Desnuda con el puro impudor
de un fruto, de una estrella o una flor;
de todas esas cosas que tienen la infinita
serenidad de Eva antes de ser maldita.
De todas esas cosas,
frutos, astros y rosas,
que no sienten vergüenza del sexo sin celajes
y a quienes nadie osara fabricarles ropajes.
Sin velos, como el cuerpo de una diosa serena
¡que tuviera una intensa blancura de azucena!
Desnuda, y toda abierta de par en par
¡por el ansia del amar!
2 comentarios:
Hola!
Descubriendo tu rinconcito, me topo con un hermoso lugar lleno de poesia y de emociones..
Letras cautivantes, que mecen el alma con dulzura.
saludos.
Gracias Sonita, un gusto que entres en este rincónm, que es el tuyo.
Un cordial saludo
Publicar un comentario