jueves, 28 de febrero de 2008

MANUEL ACUÑA. Biografía

Nace en la ciudad de Saltillo, Coahuila, el 27 de agosto de 1849. Hijo de Francisco Acuña y Refugio Narro. .Realiza sus estudios en el Colegio Josefino de la ciudad de Saltillo, trasladandose en 1865 a México, donde estudió como alumno interno en el Colegio de San Ildefonso, Matemáticas, Latín, Francés y Filosofía.
Se dió a conocer con una elegía a la muerte de su compañero y amigo Eduardo Alzúa. En el mismo año, impulsado por el renacimiento cultural que siguió al triunfo de la República, participó, junto con Agustín F. Cuenca y Gerardo Silva, entre otros intelectuales, fundando la Sociedad Literaria Nezahualcóyotl, en el seno de la cual dio a conocer sus primeros versos. Los trabajos presentados en la sociedad publicáronse en la revista "El Anáhuac" (México 1869) y en un folletín del periódico La Iberia intitulado Ensayos literarios de la Sociedad Nezahualcóyotl.
Tenía 24 años y había conseguido el reconocimiento a su obra . Se estrenó "El Pasado", drama que recibió una buena acogida por parte del público. La crítica ya le había destacado como poeta.
Conoce Rosario de la Peña , la mujer que estuvo más íntimamente ligada a sus últimos años, fue el gran amor de su vida tanto que mucho tuvo que ver con su trágica muerte.
El atractivo de esta mujer queda reservado como uno de los misterios de la historia, pues fue ella la misma Rosario que despertó por igual la desesperada pasión de Acuña, el deseo de Flores, la senil adoración de Ramírez y el cariño devoto de Martí.
Los extremos poéticos de estos cuatro hombres de letras eran motivo de satisfacción y halago para ella, cuya casa era frecuentemente convertida en tertulia donde cada uno exponía sus nuevos versos, se hablaba y debatía de filosofía o de bibliografía.
Manuel Acuña fue un apasionado de Rosario de la Peña. Su inmenso y desenfrenado amor por ella fue la causa, o la razón mejor fundamentada, de que quedara truncada su existencia cuando ya en los círculos intelectuales era reconocido su genio, su calidad como escritor y nadie dudaba de su exitoso futuro.
El cadáver del poeta, de cuyos cerrados ojos, se dice, estuvieron brotando lágrimas según él mismo lo había anticipado: "como deben llorar en la última hora los inmóviles párpados de un muerto"
Posteriormente sus restos fueron trasladados a la Rotonda de los Hombres Ilustres del Cementerio de Dolores, donde se le erigió un monumento. En octubre de 1917, el estado de Coahuila reclamó las cenizas de Acuña que, tras de haber sido honradas con una ceremonia en la Biblioteca Nacional, fueron trasladadas a Saltillo, su ciudad natal, donde el escultor Jesús E. Contreras había realizado un notable grupo escultórico a la memoria del poeta. De entre los versos de Manuel Acuña es bien conocido el "Nocturno, dedicado a su adorada Rosario.

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